El placer tan grande de que todo marcha bien.
Cuando la máquina va aceitada y el hermoso deleite de que todo funciona solo.
La vida en automático.
Muchas veces euforia y otras tantas con paz basta y sobra.
Ese no se qué que te hace bailar el corazón y la sonrisa incontenible se te cae por todos lados.
Correr por la pradera llena de flores, darle un besito al miedo y mandarlo a dormir sin cenar.
Cuando las buenas te invitan una vuelta más…